Recuerdo que cuando viajé a Suiza hace años (11años) vi utilizar el fular. Fue la primera vez que vi portear con una tela a un bebé… se veía súper cómodo. El bebé parecía disfrutar ya que iba dormido a pierna suelta mientras iba en total movimiento, y la madre? La madre ni se diga, caminaba con seguridad, se movía con libertad , tenía sus manos libres y no se preocupaba ni hacía fuerza por cargar a su bebé, ella iba muy cómoda y con libertad de movimiento. Llegará la primera vez que portee?
Para ese entonces mi hijo ya tenía dos años y no pedía upa para nada… le encantaba caminar solo y caminaba largos trechos… era un caminador empedernido. Me hubiese gustado mucho comprarme uno, pero no sabía cómo usar, era costoso y para aprender a usarlo había que pagar un curso que se dictaba cada mes, en ese pueblo hermoso de los Alpes Suizos en el que yo estaba. Así que me quedé con las ganas y me diga… ya habrá la oportunidad, tal vez llegue esa primera vez.
Cuando le tuve a mi segunda hija recordé la tela pero aquí, Quito-Ecuador, no había tal fular, es más, ni el nombre sabía, en dónde buscar y bajo que nombre? Pues nada, salía carísimo el cambio de moneda y el envío a Ecuador… -tal vez no tengamos más hijos y de gana vamos a hacer el gasto- trató de consolarme mi marido. La pena pasó rápidamente y dejé de pensar en esa tela y en lo cómodo, rico y a gusto que se veían mamá y bebé . Pasó el tiempo y dejó de importarme, pero ahora si que me arrepiento de no habérmelo comprado, ahora que ya he porteado a los dos últimos y ya he experimentado esa sensación… me arrepiento.
A penas me quedé embarazada del tercero dije: ahora sí, le pese a quien le pese y cueste lo que cueste me compro un fular. Ya no me acuerdo como di con el dato, pero me compré y una tía de mi marido que estaba justo de viaje me lo trajo. Bravo! Ahora sí iba a ser la primera vez. Llegó mi fular creo que al mes de nacido mi bebé. Leí las instrucciones y empecé a amarrarme: en la cintura y para atrás, por arriba por el hombro, por la axila… confundida 🤷♀️. Intenté otra vez, me enredé. Luego, frente al espejo, lo logré. Con el tiempo y la práctica ya me lo ponía sentada frente al volante (en el parqueadero, para entrar al centro comercial). No importaba qué estaba haciendo ni en dónde, ni cómo estaba, me lo ataba con fluidez, hasta con los ojos cerrados, como si me estuviera atando los cordones de mis zapatos.
La primera vez que porteé a mi bebé fue maravilloso, lo sentía tan cerquita, tan mio, tan de los dos… fue mágico! No sentía su peso, parecía más liviano. El y yo fusionados otra vez, como cuando estaba en mi pancita. Sentía como se acomodaba; sentía su respiración y de rato en rato lo besaba y olía su cabecita. Qué sensación tan especial, qué gozo que sentía, qué amor tan grande!
Tenía mis manos libres y no las necesitaba para sostenerlo, pero como no sabía en donde ponerlas; las ponía sobre su cuerpecito. Era libre para hacer lo que quisiera mientras mi bebé iba pegado a mi, a todo lugar, no tenía que preocuparme de nada y lo mejor es que ahora era tan mio y lo tenía tan protegido que en la calle nadie podría ni echarle ojo y peor quitármelo. El iba calentito y a la vez me abrigaba a mi. Dormía plácidamente y cuando despertaba intercambiábamos miradas de puro amor, tan cerca el uno del otro, yo lo sentía seguro y protegido. Se quedaba muy tranquilo pegado a mi pecho escuchando, supongo, mi corazón y mi voz en todo momento. Además que podía olerme y reconocer su base segura.
La primera vez pasó pero nunca dejé de sentir ese bienestar, tanto para mi bebé como para mí y ahora sí, si lo hubiese experimentado antes, no hubiese podido criar a ninguno de mis hijos sin porteo. Aunque en ese tiempo no se sabía nada acerca del porteo y peor de como portear bien. Porque, “portear esta bien, pero portear bien es mucho mejor”. Es más, todos aconsejaban a las madres a no tenerlos tanto en brazos porque se mal acostumbrarían. Que error, los bebés no se mal acostumbran, nacen con esa necesidad, yo fui parte de ese error en su día pero ya salí de ahí, ahora ya conocemos los beneficios del porteo y el porteo seguro.
Y de la primera vez pasé a las subsiguientes y aun no llego a la última, uy no! Después de mi tercer hijo porteé a mis sobrinos, la misma sensación. Y ahora mi cuarto hijo, que ya está grande pero de vez en cuando me invento excusas para pedirle que me deje llevarle a upa, algunas veces me consciente, otras no pero de cada una sigo disfrutando y busco nuevos nudos, nuevas posiciones, nuevos enfoques y nuevos aprendizajes.